En todo amor se establece un vínculo de dependencia. Y decir eso no es un pecado y no tiene porque asociare a la falta de libertad. Las personas que se aman precisan del otro, de compartir tiempo y actividades juntos. Claro, eso no anula que cada uno tenga sus espacios, sus pasiones individuales.

 

Pero la experiencia muestra que cuando un amor es bueno,  sano y productivo, la simbiosis es bastante alta. Depender del otro sí,  ocurre: es querer estar con ese otro que amo la mayor cantidad de tiempo posible, es buscar sentir que soy su prioridad por sobre todo lo demás. Es humano, es esperable, es nuestra historia. Por qué porque el modelo de amor es el primario, el del bebé con su madre en los primeros años. Allí todo es unión y dependencia del uno para con el otro. Ese es el punto de partida de todo amor. El que siempre vamos a buscar reproducir inconscientemente.