Las emociones son lo más primario del ser humano, lo más cercano a la animalidad y lo instintivo. La sociedad y las normas nos van ayudando a regular esos impulsos y emociones. Con suerte, y gracias a la crianza que a cada uno le toque transitar, logramos un grado de control y podemos tomar el control de nuestra vida emocional y sentimental. Los sentimientos regulan las emociones y nuestro vínculo con el mundo: son lo secundario, lo más refinado, lo más humano,  si se quiere.

 

Aprender a regular nuestros estados de ánimo, los impulsos, los enojos es, acaso, la tarea más difícil. Muchos no lo logran jamás. Pero sin duda que con trabajo personal, pidiendo ayuda y dándonos cuenta de los beneficios el autocontrol, se vive mejor, mucho mejor.