Somos nuestro pasado. Suena a frase hecha, pero la experiencia dice que somos los modelos observados en nuestra infancia, sos el ambiente emocional que el que te criaste.

 

Somos el cómo nos trataron, amaron y, también: somos los límites y los valores que nos pusieron y mostraron. Por supuesto que luego vamos por la vida, por las instituciones, y vemos otras cosas que las que percibimos diariamente en casa, y eso nos da otras referencias, y podemos comparar. Y  valoramos lo que tenemos o también puede ocurrir que lo que vemos por fuera… nos resalta todo los que nos falta o falto de niños.

 

Pero todo tiene solución, con trabajo, siendo críticos y analíticos de nuestra historia y de nuestra novela familiar, podemos evolucionar y, finamente, lograr nuestro propio camino, creativo. Que sin duda que va a tener cosas de nuestros vínculos primarios, pero también asuntos propios, nuestro sello. Ese es el desafío.